Foto de Alaín Gutierrez: "Cubanitos" |
Este 1º de mayo Cuba presentó el segundo informe al Examen Periódico Universal (EPU), del Consejo de DD.HH. de la ONU. En este contexto comparto con los lectores algunos fragmentos de las apreciaciones y formulaciones conceptuales del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, sobre los derechos humanos en Cuba, publicadas en el libro Un grano de maíz, del Comandante nicaragüense Tomás Borge en 1992.
En la introducción del tema, el autor expresó que pocas veces le había escuchado a Fidel Castro una argumentación tan sólida y elocuente como la emocionante disertación, sobre el respeto en Cuba de los derechos humanos.
“Si tú piensas que en Cuba se le ha dado a cada ser humano que nace una real y absoluta igualdad de oportunidades para el más pleno desarrollo físico e intelectual, sin discriminación de sexo o de raza, y este beneficio alcanza por igual a todos, sin diferencias entre ricos y pobres, explotadores y explotados, ¿habrá hecho algún país más que nosotros por los derechos humanos?”
“Si tú no te encuentras en Cuba un solo mendigo, ni te encuentras la prostitución como una necesidad vital de las mujeres para vivir y te encuentras, además, un país sin drogas, como resultado del esfuerzo del trabajo humanitario de la Revolución de darle posibilidades a todo el mundo, de crear las condiciones propicias para eliminar el comercio sexual, eliminar el comercio de la droga y disfrutar de un ambiente sano en nuestra sociedad, ¿habrá algún país que haya hecho más por los derechos humanos que lo que se ha hecho en Cuba?”
“Si tú analizas la influencia que tiene en el ser humano y en la felicidad del ser humano la igualdad: igualdad de oportunidades, igualdad de tratamiento; si tú tienes en cuenta que en nuestro país han desaparecido esas irritantes diferencias entre el millonario y el pordiosero, que eso no existe aquí, y que el hombre necesita algo más que pan: necesita honra, necesita dignidad, necesita respeto, necesita que se le trate verdaderamente como a un ser humano, ¿habrá algún país que haya hecho más por los derechos humanos que lo que ha hecho Cuba?”
“Si tú llegas a un país como este y te encuentras una situación totalmente diferente, de una identificación total, de una participación plena de los ciudadanos en todas las actividades, en las actividades políticas, en las actividades de defensa del país, en las actividades culturales, en las actividades de desarrollo del país, ¿habrá hecho algún país más por los derechos humanos que lo que ha hecho Cuba?”
“Si tú tomas en cuenta que a lo largo de más de 30 años jamás en nuestro país se han utilizado medidas de fuerza contra el pueblo, si en más de 30 años no se ha reprimido jamás una manifestación de obreros, de campesinos, de estudiantes, de ciudadanos; si en más de 30 años no se ha lanzado jamás a un policía, a un soldado, contra el pueblo a golpearlo, a reprimirlo, ni se ha usado un carro de bomberos, ni gases lacrimógenos, ni perdigones, que constituyen el pan nuestro de cada día en países capitalistas desarrollados y en países del Tercer Mundo, yo me pregunto:¿habrá habido algún país con más respeto a los derechos ciudadanos, con más respeto a los derechos humanos que el que ha habido en nuestro país?”
“Cuando realmente tú has creado una conciencia solidaria, una conciencia de fraternidad, de hermandad entre los hombres como se ha creado en nuestro país con la Revolución y el socialismo, ¿habrá algún país que haya hecho más por los derechos humanos que lo que hemos hecho nosotros?”
“Cuando lo que existe se reparte entre todos, cuando no hay esa grosera desigualdad en que unos tienen en exceso, unos se mueren de infarto y de colesterol, y otros se mueren de hambre, cuando todo lo que se tiene se comparte, cuando el país es de todos, cuando la patria es de todos, cuando las riquezas son de todos, como ocurre en Cuba, ¿habrá otro país que haya hecho más por el hombre, por el ser humano, que lo que hemos hecho nosotros?”
“Cuando el ciudadano tiene la sensación de ser algo, de ser parte de la sociedad; cuando el ciudadano tiene la sensación de poseer una dignidad nacional, una patria, cosa tan rara, tan escasa y tan inaccesible en el mundo de hoy para la inmensa mayoría de los pueblos, ¿habrá algún país que haya hecho más por los derechos humanos que lo que se ha hecho en Cuba? Estoy hablando del conjunto de cosas que, a mi juicio, consisten en la verdadera política humanitaria, la verdadera política de dignificación, de elevación y de bienestar del hombre. Lo que sufre el hombre con la desigualdad es una cosa terrible; ese sufrimiento no lo conoce nuestro pueblo”.
“Creo que nuestra Revolución tiene una característica – y lo digo sin querer ofender a nadie, sin lastimar a nadie – que habrán tenido muy pocas revoluciones en la historia: nuestro pueblo se educó en el odio al crimen, en el odio a la tortura, en el odio a la violencia física contra las personas, en el odio a los abusos de poder. Si precisamente lo que nos inspira en nuestra lucha, lo que nos mueve, nos moviliza y nos une es el combate frontal contra todas esas formas de injusticia, que nosotros tuvimos el privilegio de aplicar de una manera consecuente a lo largo de toda nuestra guerra de liberación y de nuestra historia revolucionaria”.
“¿Por qué ganamos nosotros la guerra? Porque seguíamos una política humanitaria. La gente fue conquistada por esa política. Pudiera parecer, incluso, idealista, porque siempre hay una justificación en la guerra y en los momentos de peligro para hacer cosas que son crueles. La gente fue formada en esa conciencia; pero lo más interesante es que cuando la Revolución triunfa, a lo largo de 33 años, esas normas establecidas en nuestro Ejército Rebelde se ha mantenido, y nosotros podemos asegurar así, de manera categórica – y lo sabe todo el pueblo - que en este país jamás se ha torturado a un prisionero, que en este país jamás se ha utilizado la violencia física contra prisioneros. ¿Cuántos países en el mundo podrían hablar en esos términos, cuántas revoluciones, cuántos Estados que hayan participado en guerra civiles o en guerras extranjeras pueden hablar en esos términos? Sin embargo, nosotros podemos hablar”.
“¿Por qué ese empeño en mancillar la limpia historia de la Revolución y un ejemplo sin precedente, como no sea el propósito de calumniar a la Revolución, de quitarle autoridad moral, de destruirla? Ellos saben que eso es mentira; quienes lo saben bien son ellos, los imperialistas, porque saben cuáles son nuestras normas”.
“Estos son los hechos reales, estos son los hechos objetivos. ¿O es que el pueblo ignora las cosas que ocurren aquí? ¿El pueblo puede ignorar que haya habido un desaparecido o un torturado en este país? Considero que esa es una ofensa a nuestro pueblo, que fue educado en los principios de respeto al hombre y de respeto al ser humano, y en la lucha por el ser humano; creo que es una ofensa a nuestro pueblo suponer que va a apoyar una revolución que no tuviera esa intachable conducta o que fuera incapaz de condenar cualquier violación de ese tipo que se hubiera cometido en nuestro país, porque nuestro pueblo no la aceptaría, no la toleraría”.
“Por eso pienso, Tomás, que somos un caso excepcional en lo que se refiere a los derechos humanos, y que ningún país ha hecho lo que nosotros hemos hecho”.
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